EL FINAL DE LOS TIEMPOS TAL Y COMO LOS CONOCEMOS
Qué vulgaridad.
Pop rancio, esdrújulas forzadas en melodías enlatadas. Música para aburrir a las vacas modernas.
Decadencia. Autoimportancia, complaciencia masturbatoria con orgasmo fingido. Pérdida de norte interno, y de sur. Recreación barata de cosas ya vistas, ya hechas, ya dichas, o ya descartadas.
Lo que dije: tanta taaaanta actitud y tanto limelight, se cargan a cualquiera.
Y no sólo eso, sino que ni siquiera me han hecho gracia las entrevistas, zoológicamente hablando. Incluso pelín bordes. A ver, majetes, la gente con la edad se abre, se suaviza, se prolonga, se multiplica al cuadrado... si hay Arte por en medio, si no, es todo lo contrario: cristalización. No me extraña nada el color plateado del "artwork", realmente es un trabajo para meter en la cámara de los congelados de un matadero, forevermore.
Para convertir esto en una crítica constructiva podemos decir que, bueno, no es la primera vez que se vulgarizan hasta este punto, y que es posible una nueva vuelta de espiral en el futuro, no sé si les hace falta un crisis planetaria, o personal, para conectar con Algo. Ojo, que no exijo a nadie la perfección ni estar a la altura de nada, quién soy yo para eso; pero es que, encima, están como chulitos.
Se pongan lo erguiditos que se pongan, petipuestos, a dieta o más allá del bien, y del mal y de lo de en medio, o ahogándose en los cuatro millones de referencias de nombres de la cultura pop "de los que son partidarios" que lanzan por segundo, el disco carece de talento y de inspiración, punto.
Gracias, pero no.
Una respuesta fangoriana clásica de los tiempos que corren sería algo como: "¡pues no te lo compres!".
Lo malo, como pasa con estos casos, es que ya me lo he comprado. Bueno, realmente a éstos siempre me negaré a piratearlos, por respeto.
Besos. Me voy a Galicia.